I visited Dublin a couple of weeks ago and I can only say that I loved it. It reminded me a lot of Boston, or rather Boston reminds me of Dublin; now I know that those Irish roots are somehow behind Boston’s charm. On top of that I had some time to get lost in the streets of Dublin: no schedules, no duties, no routes, just walking alone randomly, following only my instincts for good food and interesting shops, what a great combination…
Hace un par de semanas pasé un día en Dublín de camino a mi destino final, Galway. Nunca antes había visitado Irlanda y, como ya he dicho en un post anterior, la experiencia superó todas mis expectativas. No tenía referencias demasiado alentadoras de esta ciudad, sin embargo, mi breve paso por Dublín ha dejado una profunda huella en mí. Aunque parezca sugestión, en este lugar reconocí destellos de Boston (y de otros lugares de Nueva Inglaterra), otra ciudad de la que guardo un muy buen recuerdo, reforzado más ahora si cabe tras comprobar de primera mano su impronta irlandesa.
Nada me gusta más que disponer de una jornada libre de obligaciones, paseando sola por una ciudad desconocida, sin horarios, sin planes, con todo un universo urbano por descubrir. La combinación tiendas + restaurantes+ caminata maratoniana me vuelve loca. Además Dublín tiene unos restaurantes de comida japonesa, coreana, tailandesa y asiática en general, super recomendables. Visité docenas de tiendas, muchas de ellas vintage (son mi debilidad) y comí maravillosamente. La gente de una amabilidad insólita para una gran ciudad y el clima relativamente benévolo, favorecieron la visita perfecta. Para colmo, ese mismo día el luchador dublinés Conor Mcgregor, un icono nacional del MMA en Irlanda y el resto del mundo del que además soy muy fan, vencía en Las Vegas a Nate Diaz.
En el apartado de curiosidades de indumentaria viajera un breve apunte: los zapatos náuticos se revelaron como un gran must contra todo pronóstico: cómodos, ligeros, frescos y resistentes a la humedad, sin duda un gran descubrimiento.